jueves, 21 de julio de 2011

Servilismo

Según a tu parecer, tu apoteósico organismo hace que los hombres se emboben nada más verte. En mi opinión tú misma haces que ellos anhelen tu perfume por el rastro de incultura e ineptitud que desprendes al ser la única mujer en todo el ecosistema que conserva su fortuna en una caja de zapatos o en un recóndito lugar de un viejo cajón. 

Tu “belleza” es tan obvia que hasta los escaparates de las tiendas dejan tu reflejo guardado en un cristal empañado para atraer a posibles clientes por beneficio propio.  

Quizá te hayas convertido en la ramera que tanto temes llegar a ser. Burlas a las hembras que puedan llegar a obtener más hombres y diamantes en toda su vida de los que jamás podrás llegar a tener tú. Faltaría tan solo que miraras tu rostro en el espejo y quitaras tu antifaz de veneciana indecente para darte a conocer a ti misma lo hipócrita que resulta tu manera de vivir. Porque de esta manera solo consigues hacerte daño a ti misma y a los que están a tu alrededor.  

Como ramera de burldele te atreves a vestirte con significante atuendo y por ello te acaban juzgando. Nunca a simple vista. 

Y aquí me dejas en un rincón recóndito para que puedas restregarme tu grandeza que en mi opinión se encuentra vacía de sabiduría. Tan solo debes darme una lista de todas las cosas tangibles que posees y te diré, mi pobre niña, que no tienes nada.
Tu mente es un mundo lleno de egoísmo y de diamantes en bruto que no se da cuenta que ningún ser humano limpia las heces de tu trasero ni nadie acata tus órdenes de princesa enfurecida.  

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